El Misterio del Cuadro Desaparecido
Un día del año
2007 apareció, misteriosamente, de repente y por sorpresa, en el Ajuntament de
Lladó, el cuadro del pintor Marià Llavanera Las Bodas de Caná, que había
desaparecido en 1927. Es... ¡El Enigma del Cuadro Aparecido!
Algunos
periódicos de la comarca se hicieron eco de aquella milagrosa aparición: se
podría especular que fue encontrado por algún empleado de la limpieza en el
rincón de un viejo armario municipal... Se pudo leer que, según el Alcalde, “Un
día se presentaron unos individuos que decían ser parientes lejanos (sic) de
Marià Llavanera con la intención de vender el cuadro y al no conseguirlo se
fueron con viento fresco”... dejando al parecer olvidada la bolsa de plástico
de Hipercor conteniendo el cuadro...
Pasada la
inicial sorpresa y comprobada la autenticidad del cuadro fue restaurado en el
Centre de Conservació-Restauració de Béns Mobles de Catalunya, en Valldoreix, y expuesto, bien acompañado de otras obras del pintor, en el Museu
de l’Empordà, de Figueres.
Una magnífica
exposición y una buena restauración. Lástima que iba acompañada de recortes de
periódicos a que me refería antes y de un reportaje del cuadro antes de la
restauración, preparado concienzudamente “ad hoc”... ¡Parecía
recién sacado de entre los escombros de un bombardeo!
Marià Llavanera Miralles
Las Bodas de Caná
Exposición en el Museu de l’Empordá, Figueres
Fotografía de Blanca Pascual Martín, 12 de agosto de 2014
Fotografía de Blanca Pascual Martín, 12 de agosto de 2014
¿Qué pasó con
Las Bodas de Caná entre 1927 y 2014? ¿Dónde estuvo? ¿Quién lo tenía? ¿Cómo? ¿Por
qué “apareció” en Lladó? Como nadie lo ha preguntado, voy a tratar de responder
a estas cuestiones por si en el futuro alguien se hace esas preguntas... Me
baso sobre todo en recuerdos personales y en la fundamental aportación de datos
facilitados por miembros de la familia que con tanto cariño conservó el cuadro.
Marià Llavanera
Miralles (en su época le denominaban unas
veces Marià, otras Marian y otras
Mariano; y cariñosamente “Marianu”) nació en Lladó el domingo día 27 abril de 1890, a las cuatro de la tarde, hijo y “Hereu” de Pere
Llavanera Cabanyó y de Josepa Miralles Prats.
Acta sacramental del bautismo de Mariano Llavanera Miralles
Gracias al Archiu Diocesà de Girona
NOTA: Las cuatro primeras líneas de este documento
están en el libro correspondiente en la
página izquierda y el resto en la derecha. Las he
unido para facilitar su lectura,
respetando la diferencia cromática de ambas páginas.
respetando la diferencia cromática de ambas páginas.
Compartió la
casa pairal con sus cuatro hermanos, Rafel, Dolors, Laura y Conxita, además de
los numerosos criados que atendían a las labores del campo y domésticas. Era
alto y delgado, a la vez que desgarbado, corpulento y tímido, aficionado al fútbol,
el ciclismo y la caza y obsesionado por la pintura.
Comenzó a
pintar de manera intuitiva y autodidacta. Estudió en el instituto de Figueres y
en esta ciudad expuso por primera vez, según relata Josep Pla, en el aparador
de la tienda que en la calle Girona tenía Puig Pujades quien, entusiasmado por
su pintura, escribió un artículo laudatorio en l’Empordá Federal. Su abuelo
Joaquim, que hasta entonces le consideraba un caso perdido y sin interés alguno
por aprender algo de las actividades rurales (el campo para él era pura belleza
para ser contemplado y gozado), al ver su nombre impreso en el periódico cambió
radicalmente y no se interpuso más en su afición, dándole total libertad
(dejándole por imposible).
Primera página del semanario
Empordà Federal del día
15 de enero de 1916, donde Josep Puig
Pujades escribió su
primer artículo sobre Marià
Llavanera y
que se reproduce a continuación.
Se anuncian los Grandes Almacenes
Puig París sito en la calle Girona nº 13
Tenía la
familia, además del caserón de la plaza de Lladó, una masía, “Mas Llavanera”,
que en alguna ocasión pintó Marià.
Francesc Vayreda
fue un día a Lladó y vio las pinturas de Llavanera. Le llevó a Olot y allí
entró en l’Escola de Belles Arts d’Olot de la mano de su director, Iu Pascual,
con quien aprendió y refinó su técnica. Iba cada día en moto o bicicleta y en los
últimos tiempos en un flamante automóvil descapotable; desde entonces pintó de
forma compulsiva, considerándose, a todos los efectos, pintor. Cuenta Josep
Pla, en su artículo titulado “Marian Llavanera” y publicado en “La Publicitat” el
día 11 de noviembre de 1927, con motivo de la muerte del pintor:“Iu Pasqual y
Mallol, Dalí y Vayreda coinciden en
decir que Llavanera era un gran pintor.”
Expuso sus obras en Figueres, Barcelona, Lisboa y Madrid.
Empordà Federal, 16-4-1921
Empordà Federal, 24-6-1922
La Vanguardia, 19-10-1921
La exposición Arte Catalán en Lisboa tuvo
lugar
entre los días 1 y 30 de noviembre de 1921
La Veu de
l’Empordà, 23-01.1926
El diario Heraldo de Madrid, en su tercera edición del
día 12 de enero de 1926,
informaba de los pintores que iban a participar en la Exposición de artistas catalanes
que organizaba el diario. Tuvo lugar en el Círculo de
Bellas Artes de Madrid entre los días
16 y 31 de enero
de 1926 con gran éxito de público y crítica y clausurada con una
grandiosa fiesta artística y literaria en el Palacio del Hielo y del Automóvil.
grandiosa fiesta artística y literaria en el Palacio del Hielo y del Automóvil.
Cuando volvió
de sendos viajes a Italia y Francia, impresionado por lo que había visto en
Florencia y París (tuvo que extasiarse, en el Louvre, ante el colosal Las Bodas
de Caná, de Paolo Veronese), se enfrascó en un grandioso proyecto, la que consideraba iba
a ser su obra maestra: Las Bodas de Caná. (Entonces se ponía Canaá). Para ello
tuvo, para espanto de su familia, que derribar algún tabique de su casa que se
interponía en sus planes. No pudo terminarlo. Se lo impidió un terrible hecho:
su prematura muerte.
La Veu de l’Empordà,
1-1-1927
Expuso el cuadro inacabado en Galeries Laietanes de
Barcelona en abril de 1927. Contaban amigos del pintor que le veían fatigado y
melancólico sentado en un rincón de la sala... Ya se ayudaba de un bastón para
caminar. ¡Oh corazón traidor!
Se casó el día
5 de noviembre de 1927 con María Guillaumes Daunis, in artículo mortis; el
párroco que les casó anotó tal hecho en el margen del acta de bautismo de Marià:
Marià Llavanera Miralles
María Guillaumes Daunis
Óleo sobre lienzo, 1924
Museu de Valls, llegat Dr. Estil·las
Exposición en el Museu de l’Empordà, de Figueres,
2014
En su
estremecedor artículo antes citado, Josep Pla relata lo ocurrido el domingo 6
de noviembre de 1927:
“El domingo pasado estaba en Figueres y con el
escritor Puig Pujades fui a Lladó con el fin de pasar algunas horas con el
pintor Llavanera. Mi intención era, en realidad, pasar allí un par de días
porque ahora es el tiempo de las perdices y de los tordos y Llavanera me había
hablado tanto de sus condiciones como cazador que estaba seguro que no podíamos
errar tiro. Sabía, ciertamente, que Llavanera estaba enfermo, pero nunca habría
creído que estuviera a las puertas de la muerte. Cuando entramos en la casa,
tuvimos la terrible sorpresa de saber que se estaba muriendo y que se había
hecho todo lo humanamente posible para salvarlo. El Dr. Estiles, de Barcelona,
íntimo amigo del pintor, estaba en la cabecera del enfermo, probando,
emocionado, los últimos inyectables y drogas. El pintor duró hasta primeras
horas de la noche. A las diez de la noche
del domingo murió abrazado a un Cristo, con los ojos fuera de sus órbitas,
el corazón y el rostro destrozados...”
Josep Puig
Pujades escribió sus impresiones de aquellos trágicos momentos en un artículo
titulado “Al Ampurdán se le ha muerto su pintor”, publicado en La Veu de
l’Empordà el día 12 de noviembre de 1927:
"...La vida de Marian Llavanera ha
sido una vida de luchas y de pasiones: había
nacido para hacer una vida normal,
pero el azar le llevó por el lado contrario, arrebatándole constantemente
aquella serena convivencia
que tanto anhelaba. Su infancia pasó
entre las asperezas de unos parientes mal avenidos.
Refugiado al cobijo de su abuelo, su corazón de niño, codicioso de afectos y
de dulzuras, no
sintió el calor de
unas caricias paternales...
El
domingo pasado Josep Pla me decía:
-Hace tiempo
que prometí a Llavanera que iría a verle. ¿Quieres venir?
-Acepto.
Precisamente hace días que no le he visto ni he sabido nada de él.
Dispuestos a
pasar una buena tarde, emprendimos el camino de Lladó. La carretera serpentea
entre los apasionantes olivos. Al fondo, las montañas de la Mare de Déu del
Mont y del Puig de la Bassegoda cierran el horizonte. Al llegar a Lladó, Pla
exclamó:
-Qué pueblo
tan bonito. Es muy bien el de los cuadros de Llavanera.
-Mira, aquí delante
vive Llavanera –digo a Pla-. Aquel ventanal del segundo piso da al taller.
Cruzamos la
portalada abierta que se abre al patio silencioso. En el vestíbulo de la
entrada, el auto de Llavanera... Llamamos a la puerta del piso y nos recibe la
esposa del amigo:
-Ya lo ven
–exclama llorando-, Llavanera se me muere...
Quedamos sobrecogidos...
El doctor
Estil·las, íntimo amigo de Llavanera,
que le estaba cuidando desde hacía tiempo y que se queda al lado de la cama del
enfermo desde hace unos días, nos da la terrible nueva:
-La muerte de
Llavanera es inminente... No creo que se alargue demasiado.
Pasan unas
horas. El espectro de la muerte del amigo querido anega los ojos de Pla...
Llavanera
sufre... sufre mucho... La respiración es difícil... No nos conoce... Aquellos
ojos, en los que brilló la chispa del genio, son velados ya por la sombra del
más allá...
A las diez de
la noche, Llavanera, aquel gran niño, hombre cordial, espíritu puro, noble y
gran artista, había muerto.
El Ampurdán
está de luto y con él todos los amantes del verdadero arte”.
Su gran amigo y
cuñado Josep María de Puig Surós, impresionado por la muerte de Marian de
Llavanera, escribió también su panegírico, publicado en Butlletí del Grup Excursionista i
Esportiu Gironí:
Marià Llavanera
murió, según relatan sus amigos Pla, Puig Pujades y de Puig, el domingo día 6 de noviembre de
1927, a la edad de 37 años, siendo asistido por los doctores y amigos Estil·las y Costa, a las 10 de la noche; a su lado estaban su mujer, María Guillaumes
Daunis, con quien se había casado el día anterior, y su hermana, Conxita
Llavanera Miralles. La luna iluminaba su habitación.
Su inacabado
cuadro Las Bodas de Caná pasó a ser propiedad de su hermana Conxita. Ella y su
esposo, Josep María, poeta y amante del arte, lo trasladaron a Gerona y lo
instalaron en el lugar preferente de su casa de la calle Ciudadanos, donde
vivían.
Marià Llavanera Miralles
Conxita Llavanera Miralles
Óleo sobre cartón, 1920
Óleo sobre cartón, 1920
Colección particular
Exposición en el Museu de l’Empordà, de Figueres, 2014
Conxita Llavanera Miralles y Josep María
Diario de Gerona de Avisos y Noticias, 19-11-1926
Josep María de
Puig Surós y Conxita Llavanera Miralles se casaron el día 7 de mayo de 1921, en
Gerona.
El Norte, martes 10 de mayo de 1921
Conxita Llavanera Miralles y Josep María
de Puig Surós, en 1921
Tuvieron dos
hijas: Roser y María.
Roser nació el
día 1 de diciembre de 1922.
María de Puig
de Llavanera nació en la casa familiar de Gerona el día 18 de noviembre de 1926.
Fue su padrino su tío Marià Llavanera, quien se empeñó en añadir el nombre de
Nuria a María del Sagrado Corazón de Jesús... Escribo “de Llavanera” porque así
lo acreditaban sus documentos.
Diario de Gerona de Avisos y Noticias, 19-11-1926
Josep María de
Puig Surós colaboraba en el Diario de Gerona de Avisos y Noticias y en La Veu de l'Empordà, siempre con
poemas y temas literarios:
Diario de Gerona de Avisos y Noticias
28-7-1930
Diario de Gerona de Avisos y Noticias
19-8-1932
Diario de Gerona de Avisos y Noticias
22-6-1935
La Veu de l’Empordà
17-9-1927
Josep María
solo se preocupaba de temas poéticos, literarios y familiares. Participaba,
unas veces como vocal y otras como secretario, en todos los jurados de
concursos poéticos de su ciudad (por eso no presentaba sus obras en Gerona).
Diario de Gerona de Avisos y Noticias
19-7-1925
Su familia
pertenecía a la burguesía de Gerona; entre la voluminosa herencia que recibió de
su padre, el banquero Joaquín de Puig Serra, fallecido en julio de 1925, había
un regalo envenenado: la Banca Puig, que había fundado Joaquín (primer banquero
gerundense, según informaba Ilustración Financiera, de Madrid, el día 2-03-1927).
Estaba situada en los bajos de su domicilio, en la calle Ciudadanos nº 13, con
entrada por Minali 2. El cronista oficial de la ciudad de Gerona, Enric
Mirambell i Belloc, en un artículo publicado en el Diari de Girona el día 19 de
marzo de 1995, escribió:
“En el número 13 funcionaba la Banca Puig,
vulgarmente conocida como ‘Can Salvalànima’. Los Puig eran una familia de un
catolicismo exagerado, con un punto de fanatismo. Mientras atendían a los
clientes quitaban importancia a las prosaicas operaciones financieras y les
estimulaban en la perfección espiritual, diciéndoles que lo más importante era
salvar el alma. Contaba una vecina de la familia de los banqueros que en la
salida de su domicilio tenían un pequeño gallinero, que protegían cada día al
anochecer con una cortina. Mientras corrían la cortina cantaban el ‘Tantum
ergo...’ Prácticas cómicas y extemporáneas que respondían a una mentalidad
sincera e ingenua. Conocí a un miembro de esta familia (se refiere al hermano de Josep María, menor que él,
Modesto de Puig Surós) que era un ejemplo de
bondad, de honradez, de candor angelical, de atención y delicadeza de trato.
Otro hermano (Josep María) era
inspirado poeta. Condiciones no demasiado idóneas para llevar a término una
eficaz gestión financiera...”
La Plaça del Vi, con el Carrer dels
Ciutadans, de Gerona, en versión de
Rafael Martín Myro
Colección de Inma Martín
Tuvieron Roser
y María una infancia muy feliz. Recordaba María la fastuosa decoración de su
casa, aquel lujoso comedor presidido por Las Bodas de Caná, los blanquísimos
guantes de los criados que servían la mesa, la fina vajilla de porcelana, la
cubertería de oro y plata, las doncellas y niñeras siempre uniformadas... Vivía
con ellos su abuela Mercedes Surós, en aquel tiempo viuda y profundamente religiosa:
entre otras actividades místicas, era Prefecta de la Congregación Mariana de la
Maternidad de Nuestra Señora y San José; es evidente que la prematura muerte de
su hermana Sor Dolores Surós, escolapia, en 1906, acrecentó su fervor religioso. La
familia poseía una casa de recreo a las afueras de Gerona, Mas Palau. María
recordó toda su vida aquellos tiempos maravillosos, en los que surgían
pajarillos del interior de pavos reales asados y vestidos con voluptuosos
plumajes multicolores, los gatos, que tanto le gustaban, los paseos a caballo...
Roser y María de Puig de Llavanera, con su muñeca favorita
Gerona, 7 de
febrero de 1937
Todo se
derrumbó en 1936 al estallar la Guerra Civil Española. Se les confiscaron sus
propiedades y perdieron Mas Palau con todos los
animales y enseres. Se les “expropió” todo lo que no pudieron esconder... Enterraron
imágenes, crucifijos... Josep María tuvo que desaparecer. Un día fue a
“buscarlo” un grupo de milicianos; cuando alguien les dijo que ya no vivía allí
puesto que se había divorciado, se fueron y no volvieron más. El cuadro Las
Bodas de Caná se convirtió en un objeto muy peligroso: era un tema religioso.
Fue cuidadosamente plegado y escondido en algún trastero seguro y secreto.
Mercedes organizaba todos los días una misa clandestina en su casa...
Gerona fue
bombardeada en varias ocasiones. La primera el 30 de junio de 1937. Aunque
acudían al refugio de la Plaça del Carme, las niñas tomaban aquello como un
juego y contemplaban los bombardeos desde la azotea de la casa (14 y 20 de abril
de 1938). Especial intensidad tuvieron los de los días 27, 28 y 29 de enero y 1
de febrero de 1939.
El diario A.B.C. de Madrid informaba del bombardeo de 14 de abril de 1938 sobre Gerona
A.B.C. informando de los últimos bombardeos
sobre Gerona
La guerra
terminó en Gerona el 4 de febrero de 1939, cuando fue conquistada por el
Ejército nacional. Los conquistadores fueron recibidos con júbilo, pero a la
familia de Puig-Llavanera se le reservaba una amarga sorpresa: no solo no
recuperaron nada de lo que les habían robado sino que se les trató con frialdad
por los vencedores por las viejas veleidades nacionalistas de Josep María,
siendo un caso paradigmático en la Historia en el que una familia era enemiga
de los dos contendientes: para los “rojos” eran peligrosos capitalistas y para
los “fascistas” peligrosos nacionalistas. No consta que Josep María escribiera
algo a partir de 1936 y su obra cayó en el olvido.
Siempre que
recordaba aquellos tristes días, María relataba un hecho que la marcó toda su
vida: terribles bombardeos habían causado muerte y destrucción en Gerona; los
ojos se le dilataban con horror y aceleraba su narración: “Mi madre, Conxita,
vio que de un camión cargado con escombros sobresalía una tela que se
arrastraba por la calle; gritó, consiguió que parara el camión y tiró de la
tela, tiró y tiró exaltada hasta que la recuperó... ¡Consiguió salvar Las Bodas
de Caná!” Idéntica narración, aunque con mayor dramatismo, relataba Conxita
Llavanera cuando señalaba las raspaduras y destrozos del cuadro.
Las Bodas de Caná desplegado en plena calle, en fecha
indeterminada
A simple vista no se aprecian pérdidas de la capa
pictórica, por lo que podría ser de 1927,
año en el que el cuadro tuvo una “vida” muy ajetreada.
año en el que el cuadro tuvo una “vida” muy ajetreada.
La tela
permaneció plegada entre las pertenencias de Conxita. Las dos niñas fueron
internadas en las Escolapias de Gerona.
Josep María de Puig Surós con sus hijas,
Roser y María
En 1945 Josep
María y Conxita, reconciliados, se trasladaron a vivir a Barcelona, a un
minúsculo piso de la calle Paradís: tan pequeño era que tuvieron que pedirle a Josep
Viola, hermano del cuñado de Conxita, Miquel Viola (hecho corroborado por el
testimonio de la hija de Josep, Montserrat Viola), que les guardara la bolsa
con el cuadro... El día 4 de julio de 1947 falleció Josep María de Puig Surós,
a los 52 años de edad, de un infarto, mientras viajaba en un tren entre
Barcelona y Gerona. ¡Oh corazón traidor! Perdido todo su dinero, Conxita
sobrevivía dedicándose al estraperlo entre Barcelona y Gerona. En 1948 Conxita y sus hijas fueron a vivir a un piso
de Torre Baró, recuperando su cuadro plegado. Poco después se casó Roser.
María de Puig de Llavanera, que hacía trabajos esporádicos de azafata, conoció en junio de 1947, en la Feria de Barcelona, a un apuesto caballero cordobés: Rafael Martín Myro.
María de Puig de Llavanera, que hacía trabajos esporádicos de azafata, conoció en junio de 1947, en la Feria de Barcelona, a un apuesto caballero cordobés: Rafael Martín Myro.
Conxita Llavanera con María de Puig y Rafael
Martín en julio de 1948
Se casaron en
la parroquia de Sant Vicent, de Sarriá, en Barcelona, el día 16 de marzo de
1954. Fueron a vivir a una casa de la calle Sant Pere Mártir, en la ladera del
Tibidabo. Allí se acomodaron también Roser, que se había separado, y Conxita,
con su inseparable y querida bolsa. Posteriormente la familia se trasladó a
Sant Feliu de Codines, durante 5 años.
Rafael, Conxita, Mª Carmen, María, Mª Jesús y Rafael
Ángel
Sant Feliu de Codines, mayo de 1958
Autora de la fotografía: Roser
Rafael Ángel, Mª. Carmen, Inma y Mª. Jesús, en 1966
En mayo de 1960
fijaron su residencia definitiva en Barcelona, en un amplio piso de la calle Capitán
Arenas número 60, en Sarriá.
De Rafael y
María nacieron cinco hijos: María Jesús, María del Carmen, Rafael Ángel, Inma y
José María. Pasaban en verano largas temporadas en Can Noguer de Segaró, donde
vivía la prima María Dolors Viola i Llavanera, que se había casado con el hereu
de la casa, Francesc Vayreda i Trullol. Todos los hermanos conservan gratos
recuerdos tanto de Can Noguer como de Lladó y de la montaña tan querida de su
madre, la Mare de Déu del Mont.
Después de 24
años, la familia vio la posibilidad de “exhumar” su amado cuadro. Fue colocado
presidiendo el salón de la casa. Se tuvo que doblar parte del lado izquierdo. Y
parte del lado derecho. Aún así, sobraba un trozo del lado derecho y se optó
por doblarlo y dejar el sobrante por detrás. El cuadro presentaba graves daños.
Grandes desconchones e incluso casi habían desaparecido dos figuras pequeñas
del fondo. Como personas cultas, ni se les ocurrió “restaurarlo” por su cuenta,
a pesar de que tanto Rafael como María pintaban. Ese momento llegaría.
Rafael Ángel, Mª. Carmen, Inma y Mª. Jesús, en 1966
Conxita Llavanera Miralles con todos sus nietos en la
Navidad de 1977,
en su casa de la calle Capitán Arenas, de Sarriá, en
Barcelona.
Al fondo, Las Bodas de Caná
Al fondo, Las Bodas de Caná
Navidad de 1977
Navidad de 1977
Navidad de 1977
Las Bodas de Caná, en el salón de la casa de la familia Martín-de Puig entre 1960 y 2004
Parte izquierda de la tela
Lado derecho del lienzo. El sobrante está
plegado tras el cuadro
Blanca, nieta de María de Puig, entre los personajes de Las Bodas de
Caná, en 2004
Se aprecian perfectamente las marcas de los pliegues
Dos de las figuras, junto a la barandilla del fondo,
ya habían sufrido graves daños antes de 1960Conxita Llavanera. Novia. |
"El señor que se comía los lagartos vivos". Novio. |
Elvira Guillaumes, alias "Xopeta". Amiga y cuñada del pintor. |
Las Bodas de
Caná presidieron durante 44 años el salón de aquella casa. Como el comedor
estaba anexo al gran salón, parecía que los personajes del cuadro eran unos
invitados más en las comidas y celebraciones. Casi un año después de vivir en
la calle Capitán Arenas, el día 23 de marzo de 1961, falleció Roser de Puig, a
los 38 años de edad. ¡Oh corazón traidor!
Roser de Puig de Llavanera
Conxita Llavanera
Miralles murió el día 2 de enero de 1979 en la misma habitación que su hija
Roser. ¡Oh corazón traidor! Pasó entonces el cuadro a ser propiedad de su única
heredera, María de Puig de Llavanera.
En esta casa de la calle Capitán Arenas nº 60 de Barcelona
estuvo 44 años el cuadro Las Bodas de Caná.
En ella murieron Roser de Puig, Conxita Llavanera y
Rafael Martín.
|
Rafael Martín Myro y María de Puig de Llavanera con
sus hijos María Jesús,
José María, María del Carmen e Inma.
Cuando Rafael y
María se divorciaron, el cuadro permaneció en aquella casa, donde siguió
viviendo Rafael.
María, que
amaba aquel cuadro tanto por ser de su tío y padrino Marià Llavanera como por
ser tan querido de su madre, Conxita, siempre que había ocasión, manifestaba su
deseo de que, debidamente restaurado, volviera para siempre a Lladó. En 2004 se
inició el cumplimiento de aquel deseo. Una tarde del mes de marzo de 2004 me
presenté en casa de mi suegro, Rafael, desenclavé el cuadro, con su ayuda, lo plegamos
procurando seguir los dobleces que ya tenía, lo metimos en una gran bolsa de El
Corte Inglés (no recuerdo la marca de la bolsa, pero sí que el abuelo Rafael lo
compraba todo en esos almacenes de la Diagonal de Barcelona), me lo llevé a
Premià de Mar, donde vivía con María del Carmen, y lo guardamos en un armario,
a disposición de su madre, María. En mayo nos trasladamos a Premià de Dalt, con
nosotros la bolsa...
Muy poco tiempo después, el 27 de agosto de 2004, falleció
Rafael Martín Myro,
gran rapsoda y poeta y Comisario del Cuerpo Nacional de Policía. Alguna vez he pensado si no
moriría de melancolía, al ver y sentir aquel salón tan desnudo...
En mayo de 2005
se presentaron en Lladó los hermanos María del Carmen y José María, acompañados
de sus respectivos hijos Blanca, Chema e Ignacio. Localizado el Alcalde, le
hicieron entrega, en nombre de su madre, María de Puig de Llavanera, en
concepto de donación, del cuadro de su tío-abuelo Marià Llavanera Las Bodas de
Caná.
Poco después de la entrega del cuadro, en agosto de 2005, Mª. Carmen y José María
hicieron
entrega al Alcalde de Lladó de este documento, que yo mismo redacté,
con el fin de que quedara constancia por escrito de la
donación y del nombre
de la donante. Porque la donación es altruista pero no
anónima, por lo que
entre las características del cuadro se entiende que
se debe leer
“Donación de
María de Puig de Llavanera".
Varios años
pasaron hasta que, un día de 2013, Blanca, estudiante de Conservación y
Restauración de Bienes Culturales en la Universidad de Barcelona, en una visita al
Centre de Conservació-Restauració de Béns Mobles de Catalunya, en Valldoreix,
vio con sorpresa en el taller de restauración el cuadro de su tío-bisabuelo Las
Bodas de Caná, que tantas veces había visto en casa de su abuelo Rafael.
El 17 de mayo
de 2014 se inauguró la exposición en el Museu de l’Empordà con el cuadro al fin
restaurado.
El 16 de junio
de 2014 falleció María de Puig de Llavanera. Se podría pensar que María pensó:
“Misión cumplida, ya me puedo morir". Se intuye que ahora, libre y evanescente,
su espíritu abraza su montaña, La Mare de Déu del Mont.
María de Puig de Llavanera
Entierro en un pueblo
Óleo sobre madera
María de Puig de Llavanera
Gerona
Óleo sobre lienzo
49 x 60 cm.
María de Puig de Llavanera
Panorama de Gerona desde el río Ter
Óleo sobre lienzo
38 x 55 cm.
Agradecimientos
A María de Puig de
Llavanera y Rafael Martín Myro,
que me honraron con su amistad.
A María del Carmen e
Inma Martín de Puig,
cómplices y cooperadoras necesarias
en la
perpetración de este escrito.
A la Família
Ferrer-Viola,
por sus valiosos documentos.
Al Museu de l’Empordà, de Figueres.
Al Arxiu Diocesà de Girona.
A Blanca Pascual
Martín,
impagable asesora artística y lingüística.
Bibliografía
Biblioteca Fages de
Climent, de Figueres
Hemeroteca de
l’Ajuntament de Girona
Biblioteca Nacional de España, Hemeroteca Digital
Diario A.B.C., de
Madrid
Ministerio
de Cultura, Biblioteca Virtual de Prensa Histórica
Diario La
Vanguardia, de Barcelona